Una casa solariega madeirense de finales del siglo XIX

Así es la vida en la isla. Una impresionante vista del Atlántico Norte le permite despertarse cada día. La ubicación en lo alto de la colina es tranquila y privada. Los huéspedes disfrutan del desayuno en el comedor cada mañana para que pueda empezar el día con tranquilidad. Tendrás acceso completo a las zonas de estar y a los huertos ecológicos de la propiedad. El aparcamiento privado está protegido por una verja que se cierra todas las noches. Tienes tu propia llave. La mansión dispone de salón y comedor. Relájese en la piscina y el jardín y siéntase como en casa. Esta estancia es única e ideal para alejarse del ajetreo de la vida y conectar con la naturaleza. Necesitará un coche para alojarse aquí, o puede tomar un autobús diario si lo prefiere. Hay paseos de levada por toda la isla de Madeira y este alojamiento está justo en la puerta.